La parábola del dios loco

Cuando las Consciencias se habían desprendido del Todo, como hojas que yacen entre las raíces de un sempiterno árbol, una de ellas tuvo una idea extraña: se dijo a sí misma que era un dios, y como era poderosa, otorgó dones y beneficios entre otras que eran más pequeñas y que también ardían en deseos de ser veneradas. Esta Consciencia Trastornada ideó algo salvaje: todo aquel que se postrase podría vivir en su Ilusión, que se adecuaría a sus propios deseos egocéntricos; pero también podría reclutar a otras consciencias inferiores, y ofrecerle parte de la Ilusión; cuantas más reclutara más poder tendría sobre la Ilusión.

Aunque las Consciencias más sabias observaron esto con asombro, no interfirieron, pero informaron a todas aquellas más pequeñas que habían sido reclutadas por otras más perversas que ahora se afanaban con mentiras y promesas a aquellos incautos y despistados.

Y ocurrió entonces que la gran Consciencia Trastornada marchó con el ejército que se había formado a su alrededor y entonces cumplió con su idea de ser dios y le dio forma a una realidad con su pensamiento y su ser. Aquellos que primero se habían unido, formaron su séquito y fueron quienes administraron a los nuevos que llegaban, pues grande había sido su reclutamiento y fastuosas las promesas de los deseos consumados; y muchos acudieron después de que todo ya estaba organizado y, si bien ocupaban los lugares inferiores, se las ideaban para hallar debilidades en sus superiores y desplazarlos y ocupar su lugar. Y esto enorgullecía al dios, pues de esa forma se alimentaba.

Fue entonces cuando las primeras consciencias volvieron de aquella Ilusión, pero su visión ya no era la misma y buscaban con desesperación retornar pues sus deseos estaban aun insatisfechos. Esto perturbó el Consejo de los Sabios, e intentaron hablar con los que permanecían en la Ilusión, pero los mensajes llegaban trastocados y, del séquito del dios, que también se beneficiaba del caos reinante, se urdieron trampas y se hacían pasar por iluminados confundiendo aun más a aquellos que trataban de escapar.

Los Sabios entonces comprendieron que las consciencias jamás emergerían de la Ilusión sin ayuda y se propusieron ingresar de alguna forma. Pero el dios si bien loco era también sumamente astuto, y había considerado que algo así podía llegar a acontecer y estableció que dentro de su realidad sólo podrían ingresar aquellas consciencias que olvidaran todo lo que sabían; y cuando entraran a su realidad, serían tratados como el estrato que le correspondiese, y se investirían en las ropas que hubiesen disponibles, no necesariamente las mejores.

El dios loco pretendía así que los Sabios que ingresaran jamás recordaran que eran peregrinos en tierras paganas. Y así fue en algunos casos, y muchos se perdieron en la Ilusión o descubrieron un Deseo, o desconocieron el Camino de vuelta.

Solve et coagula de la Alquímia o
"Levántate una y otra vez, hasta que 
los Corderos se conviertan en Leones."
Esta consciencia trastornada fue conocida entre los Hombres con distintos nombres: para algunos fue Loki, para otros el Demiurgo, el de mente astuta; en los cuentos mitopoeicos fue llamado Azathoth o Melkor (dioses y potestades exteriores, antítesis de la creación), y hoy algunos lo han llamado Ormethion. En realidad, poco importa el nombre, pues siempre cambia: la punta es tan filosa que siempre se desgasta y se quiebra en la nada, aunque las consciencias que permanecen debajo luchen para asumir en su lugar.

Sin embargo y debido a esto, los Sabios comprendieron que el Verdadero Camino pasaba por ingresar en la Ilusión pero no ser afectado por ella. Sólo a través de sucesivos ingresos y depuraciones, la Consciencia estaría lista para una etapa más allá de esta, que la acercara de nuevo al Todo.

Tecnología hiperdimensional

Relacionar los conceptos consensuados de demonios y extraterrestres puede interpretarse, al menos en un comienzo, como algo disparatado o producto de una mente desasosegada. Los demonios parecen ser una justificación medieval para la imposición de dogmas, sectarismos y, desde ya, procesos aberrantes como la Inquisición; sin demonios ¿para qué alabar a un dios protector? Jamás los relacionaríamos con la idea moderna de los extraterrestres o ultraterrestres -las teorías difieren en que los primeros son considerados ajenos o visitantes de la Tierra-, como tampoco habría relación posible entre las naves luminosas o tecnología superior a la humana, y la grotesca imagen de marcianitos verdes (o grises, da igual). Es evidente que, quien esté detrás del velo, ha obtenido un importante logro al disociar sendos conceptos; en electrónica, cuando se desea anular una señal es importante aumentar el ruido; lo mismo ocurre con las ideas: tristemente la mayoría de la humanidad funciona por impulso, así que no hace falta justificar acertadamente una asociación, basta con ridiculizarla; en el documento From Ancient Dimensional Magic to New World Psychotronic Technology de Nexus Seven se nos sugiere:
La organización eclesiástica existe para llevar al pueblo el culto del Dios único y como herramienta de control del comportamiento, del poder y de la propiedad, por supuesto; pero también para detener los demonios que asolaban el pasado medieval. Ahora bien, en la actualidad esta tarea de detener a los demonios parcialmente ha pasado al Gobierno Secreto Mundial: la amenaza demoníaca que existía en el mito y la historia religiosa, existe hoy en día como los Reptilianos y otros seres de bello aspecto ario pero extraterrestres al fin; los mismos jugadores, con nuevos nombres, y con novedosos marcos de interpretación.
[...] Pero su trabajo no consiste en detener a los extraterrestres, ya que no pueden; más bien se trata de colaborar con ellos con el objetivo institucional de negar su genuina existencia aquí en la Tierra de manera de mantener intacto el status quo de la civilización.
Ars Moriendi, ilustración del
siglo XV
Ciertamente, al someter a escrutinio las ideas que ambos conceptos nos traen a la mente, podríamos asombrarnos de algunas similitudes: la imagen medieval de un demonio es la de un ser grotesco malvado, casi reptilíneo, con capacidad para predar al ser humano; efectivamente, la humanidad se plegó a la religión pues necesitaba de alguien o algo que la defendiera de estos seres (y no hablamos sólo de Europa occidental, los musulmanes y orientales han hecho lo propio dentro de sus religiones, basta con explorar los djinns árabes o el concepto de espíritus hambrientos taoísta). A su vez, los recuentos de los procesos de abducción nos informan de pequeños seres cadavéricos, que en presencia de otros más altos y siniestros, someten a seres humanos a crueles exámenes ¿médicos? donde se insertan elementos puntiagudos, se extraen tejidos y se implantan dolorosos dispositivos en contra de la voluntad de la víctima; leemos de Close Encounters Of The Fourth Kind del desaparecido C. D. B. Bryan (capítulo XIII):
"Es una forma de arrogancia," continúa diciendo Carol -una abducida- "Como si estuvieran diciendo, 'Tu sólo eres una herramienta para nuestro propósito. Vamos a utilizar esta herramienta. Y cuando lo hayamos hecho, te dejaremos, o te descartaremos, o lo que sea. No tenemos que explicar a la herramienta por qué la usamos, sólo lo hacemos' Es una respuesta arrogante para todas las preguntas, preocupaciones e inquietudes que uno tiene cuando se enfrenta a la extrañeza [de la abducción]"
"Tus padecimientos no le importan en lo más mínimo," dice Carol. "Y aunque a veces parecen hacer cosas extrañas, como colocar sus manos en tu frente para disminuir el dolor y luego preguntar '¿Se siente así mejor?' parece ser sólo una pregunta retórica. En realidad no les preocupa para nada; ocurre que para tratar con el animal social, que es el humano, necesitan obtener nuestra cooperación para evitar la resistencia natural a ser abusados. Entonces ellos pretenden preocuparse."
Ahora bien, ¿tal vez la imagen medieval de los tormentos infligidos por demonios coincida con los relatos de abducción? ¿quizá los seres de oscuros hábitos góticos que atravesaban paredes, deambulaban con extraños asuntos entre lápidas inquietas o se presentaban en los dormitorios de aterrados amantes soñadores tuvieran la misma labor que hoy en día? ¿el concepto de íncubos y súcubos habrá surgido a partir de estos relatos? No cabe duda que los demonios medievales tenían una tecnología superior a la humana, aunque en aquel momento se la haya denominado magia negra o brujería.

¿Adónde queremos llegar? Usemos de los dos conceptos el que más nos guste: estos seres superiores, aunque parásitos del ser humano, tienen el hábito de desconsiderarnos, engendrando a su paso temor y dolor, es decir, loosh. Es evidente que necesitan hacer esto, ¿tal vez porque sea su forma de alimentación? Nadie se tomaría el trabajo de secuestrar de manera crónica y someter a indecibles prácticas médicas sin obtener algo a cambio; el ufólogo e historiador Richard Dolan sostiene:
Pero estas entidades pueden hacer muchas cosas en virtud de pertenecer a la Cuarta Densidad. Por un lado, ellos pueden "aparecer" en nuestra realidad a voluntad, prácticamente en cualquier forma o apariencia. Ellos nos "necesitan" como alimento, tanto psíquicamente como también físicamente; nos han "cultivado" a lo largo de nuestra existencia; han dado forma a nuestros sistemas políticos y religiosos. En efecto, en muchos aspectos cruciales, nos han manipulado a su imagen y semejanza. Liberarse de su control opresivo debiera ser la tarea primordial de la humanidad.
Y es evidente que su tecnología nos sobrepasa. ¿Podemos atrevernos a una analogía curiosa aquí? ¿Qué nos separa de las criaturas de los mares? No cabe duda que el fuego es nuestro aliado tecnológico; de hecho, es inconcebible nuestra tecnología sin hacer uso de la fragua industrial, desde la herradura del mítico Weyland hasta el Colisionador de Hadrones: el ser humano puesto en un sustrato líquido no hubiese avanzado tecnológicamente al grado actual. ¿Es posible entonces que los soportes estructurales de cada densidad brinden naturalmente herramientas tecnológicas que son inconcebibles para los estratos inferiores? Del segundo volumen de la colección The Universal Seduction, el autor plural Angelico Tapestra comenta (capítulo: The meaning behind alien abductions):
La realidad semi-fìsica, a veces llamada Cuarta Densidad, no se encuentra restringida en el tiempo lineal como sí lo está la realidad de la Tercera Densidad que corresponde al hábitat de la humanidad. La característica de la manipulación del tiempo durante las abducciones es la siguiente: un humano es extraído del tiempo lineal, procesado y vuelto a injertar con, a lo sumo, una pequeña pérdida de tiempo.
Las habilidades específicas de las entidades de Cuarta Densidad son numerosas: pueden manipular la línea de tiempo, ajustar un futuro posible en su estado embriónico (un futuro existe en el presente como una colección amorfa de símbolos arquetípicos y formas de pensamiento aprisionadas en el éter, y cuando estos se alteran, se modifican las probabilidades de que un evento en un futuro determinado ocurra), generar sincronicidades para confinar las posibilidades de ciertos humanos utilizando este mismo procedimiento, y construyen, ajustan e implantan dispositivos etéricos en los humanos con varios propósitos. Estos dispositivos etéricos pueden monitorizar o atascar pensamientos y percepciones, influenciar emociones, actuar como sondas para extraer loosh, o manipular chakras (centros energéticos del cuerpo sutil).
La idea de dispositivos etéricos puede hacernos pensar en que estos elementos no sólo serían invisibles sino también que su comportamiento pasaría desapercibido sin una estricta disciplina y autocontrol; ¿tal vez los acúfenos y las cefaleas crónicas mantengan una relación con la interferencia que generan estas sondas? Entonces, el concepto kardecista de obsesores no debería ser descartado con tanta rapidez.

Lovecraft y Derleth, entre Antiguos y Arquetípicos

Howard Phillips Lovecraft interpretamos a través de sus obras, fue otro errante que participó de mala gana de su estadía en estos extraños parajes; aquellos interesados en sus cuentos, sabrán que la mayoría de estos no llegaron a la altura de Poe, (1) a la profundidad de Borges ni a la coherencia mitopoeica de Tolkien. Sin embargo, hay una cuerda profunda que resuena en sus relatos... como si a través del letargo de sus curiosas y frecuentes enfermedades, su sofocado desaliento por el antirromanticismo casi patológico de nuestra era moderna, o tal vez porque, a diferencia de la mayoría que permanece dormida en la ilusión, logró ver con objetividad la trágica ubicación de la humanidad en el Cosmos.

Si analizamos sus relatos, la gran mayoría de ellos nombra a extrañas entidades denominadas Los Antiguos y otras aun más ominosas conocidos como Los Dioses Exteriores. Estas entidades parecen coexistir con la Humanidad, y la tragedia -en general, dentro de sus cuentos cualquier personaje que observa, pacta o invoca a alguno de ellos culmina con un ataque de locura sino algo peor- acontece cuando los caminos se cruzan.

Pero por extraño que parezca, la locura que afecta a los personajes no parece ser una consecuencia directa causada por estas entidades -al menos en la mayoría de los relatos- sino más bien porque el protagonista no puede soportar la nueva panorámica de la realidad, es decir, la presencia de estos seres deja en claro que la perspectiva de la humanidad como punto cúlmine de la cadena alimenticia es falsa; del cuento Del Otro Lado (From Beyond, 1920) de H. P. Lovecraft: (2)
Súbitamente, comprendí que yo también tenía una suerte de visión amplificada. Sobre la caótica confluencia de luces y sombras, se erigió una escena que estaba dotada de solidez y precisión, a despecho de su aparente vaguedad. De alguna manera no parecía tan extraño, ya que la imagen insólita se imprimía sobre el transfondo terrestre conocido, a la manera en que una cinta cinematográfica se proyecta sobre un telón blanco de un teatro. Pude ver el laboratorio del altillo, la máquina eléctrica y la figura desencajada de Tillinghast enfrente mío; pero ninguna ínfima proción del espacio que separaba a estas cosas estaba vacía. Infinitas formas indefinibles, vivas o inertes, se entreveraban en un caos abominable; y al lado de cada objeto conocido, se movían mundos enteros y seres exóticos e ignotos. También parecía que los objetos cotidianos componían los desconocidos y viceversa. Había entre los seres vivos, principalmente, monstruos negros y pegajosos que se estremecían fláccidamente siguiendo el ritmo de las vibraciones que emitía la máquina. Su presencia era abarcadora, y descubrí horrorizado que se superponían, que era semifluidas y capaces de penetrarse mutuamente, atravesando lo que conocemos como cuerpos sólidos. Jamás permanecían inmóviles, sino que parecían moverse con algún objetivo malvado. Con frecuencia, se comían los unos a los otros, arrojándose el atacante sobre la víctima y haciéndola desaperecer de la visión. [...]

— ¿Lo ves? ¿Lo ves? ¿Ves los seres que flotan y caen en torno y a través tuyo a cada momento de tu vida? ¿Ves las criaturas que forman parte de lo que los hombres llaman aire puro y cielo azul? ¿No he logrado romper la barrera, no te he mostrado mundos que ningún otro ser vivo ha visto?
[...] ¿Crees que esos seres ameboides mataron a los criados? ¡Son inofensivos! Pero los criados han desaparecido, ¿no? [...] ¿Qué fue lo que mató a los criados? ¿Qué fue lo que los hizo gritar así?... no lo sabes, ¿eh? ¡Pronto lo sabrás! Mírame, escucha cuanto te digo, ¿crees que existen de verdad cosas tales como tiempo y magnitud? ¿Crees que existen cosas como forma y materia? ¡Pues yo te digo que me he sumido en profundidades que tu pequeño cerebro no alcanza siquiera a intuir! He visto más allá de los límites del infinito y frecuentado a los demonios de las estrellas... he viajado a lomos de las sombras que saltan de mundo en mundo sembrando la muerte y la locura... el espacio me pertenece, ¿me oyes? Tengo a ciertos seres ahora a mis talones, seres que devoran y disuelven, pero yo sé cómo escapar de ellos.
En efecto, Los Antiguos y Los Dioses Exteriores parecen estar por encima de la Humanidad, y en todo caso la devoran o esperan que esta le rinda extraños cultos. Aquellos que conozcan el ensayo sobre el Necronomicon de Colin Wilson podrán comprender más a fondo el correlato entre los mitos de H. P. Lovecraft, los aliens (o ultraterrestres) y lo que en la mitología árabe se conoce como Jinns o Genios; es ciertamente probable que Los Antiguos no sean otros que la alta jerarquía de los Sheytans o Ifrits ubicados en la Cuarta Densidad de servicio egocéntrico, conocidos como Arcontes por los gnósticos:
Con todo esto me resulta fácil creer que, una vez Lovecraft quedó absorbido por sus Mitos Cthulhu, sus “invenciones” tomaron vida propia, obteniendo su vitalidad del inconsciente colectivo. Y veinticinco años después de su muerte, Pauwels y Bergier presentaron su propia evidencia con la conclusión de que los seres humanos no eran las primeras criaturas inteligentes que deambulaban por la superficie de este mundo y que la Tierra puede haber recibido visitantes del espacio miles, sino millones, de años antes de que el hombre apareciese (sus teorías fueron popularizadas por el suizo Erich van Daniken). Y en libros con títulos como The UFO Menace y Why Are They Watching Us? los expertos en temas OVNI han adelantado teorías sobre los “alienígenas del espacio,” que se parecen notablemente a las últimas narraciones de “ciencia-ficción” de Lovecraft.
The Old Ones cotéjese con la
descripción de los Reptoides
encapuchados en las
Transcripciones Cassiopaea
Nos queda entonces ubicar a los Dioses Exteriores... y aquí el Modelo provisto por el Ra Material y confirmado una década más tarde por las Transcripciones Cassiopaea nos puede echar algo de luz: al parecer y como la Realidad Física está dividida en cuatro soportes (tierra, agua, aire y fuego), los Dioses Exteriores son aquellas entidades que han trascendido estas densidades físicas pero con una orientación egoncéntrica, y el grado de gravedad que han acumulado les impide abandonar su estado de quintaesencia: es decir, los Dioses Exteriores permanecen en quinta densidad y sólo pueden proyectarse en la realidad física a través de otros seres encarnados que los invoquen.(3)

August William Derleth albacea y editor póstumo de su venerado Lovecraft agregó el engranaje definitivo a los Mitos de Cthulhu; ahora además de los nefastos Antiguos y los terribles Dioses Exteriores existían unos seres superiores y «benignos» conocidos como los Arquetípicos.

Parece curioso, pero Derleth dio en la tecla justa declarando que los Arquetípicos no eran necesariamente «buenos» en el sentido humano, sino que actuaban de manera independiente, manteniendo una orientación creativa que se contraponía a las entidades del caos que gobiernan la realidad humana. ¿Tal vez lo que conjeturó fue la Sexta Densidad, aquellos seres de consciencia pura que honran la libertad humana? ¿Acaso no se los describe como los grandes enemigos de los Dioses Exteriores, en eterna batalla por el Cosmos?

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De psicopompos, devas y apariciones

Ocurre algo curioso cuando nos enfrentamos con sucesos que son complicados de explicar. La mayoría representativa de la humanidad tendería a intentar encajar el círculo en el cuadrado; aquí aparece el primer inconveniente: redondeamos la base a mazazos (algún entendido sugerirá con thinking with a hammer), o por supuesto, lo más común, podemos recortar el círculo y darle la forma que necesitamos para que todo encaje.

Cosas semejantes acontecen cuando algo del otro lado se cuela en nuestra realidad consensuada; cuando la aparición de ese algo se reporta, seguramente tendrá múltiples interpretaciones pues depende de quien lo mire; es decir, depende del sistema de creencias de la consciencia humana que interpreta la aparición —decimos aparición porque no hay una palabra mejor que describa a los avistamientos de ovnis, vírgenes, devas o genios—. El sistema de creencias le intenta dar una forma definitiva a ese algo que posiblemente posea una fisicalidad variable; hemos hablado anteriormente sobre esto, así que por el momento no agregaremos más.

El fenómeno de apariciones
conocido como Shadow people
Pero aquello que intentamos resaltar, es que se trata del mismo factor exógeno, pero observado por o con otros ojos. Examinemos por ejemplo el fenómeno de las devas o genios, aquellas apariciones engañosas que enloquecían a los viajeros que se aventuraban solos en las regiones desérticas. Notemos incluso el parecido y semejanza en la otra punta del globo, con las apariciones marianas o mariofanías.

No obstante la distancia geográfica, las coincidencias resaltan: lugares poco transitados, casi desérticos como es el Tepeyac; la aparición se manifiesta a sólo una —en el caso de Guadalupe— o tan solo a pocas personas —como el caso de Fátima—. Pero también prestemos atención a los eventos que precedieron a las apariciones; poca objetividad quizá nos brinde el Nican Mopohua ya que sabemos que fue mancillado por los jesuitas, pero coincidimos en que la aparición de Guadalupe fue antes de 1548, año en que muere Juan Diego, es decir, en los años posteriores a la desaparición de gran parte de los aborígenes en manos de los Conquistadores.

En el caso de Fátima, las apariciones ocurren en el año 1917 y también se encuentran relacionadas con eventos dolorosos; recordemos que recién un año después finalizaría la Primer Guerra Mundial dejando más de 60 millones de muertes.

¿Vemos algo curioso aquí? Tal vez: la definición de un psicopompo es la de un ser mitológico que conducen a las almas de los difuntos hacia el otro lado; por ejemplo, en la mitología irlandesa a este tipo de apariciones se las denominan banshees (o guardiana de tumbas), porque augura la muerte de un familiar; una película que puede resultar interesante al mostrarnos esta realidad oculta es The Eye (El Ojo Maldito).


Pero divulguemos un dato de color sobre Guadalupe...: en la época prehispánica en el cerro Tepeyac se encontraba el santuario más importante de la divinidad nahua de la tierra y la fertilidad; curiosamente, esta diosa era llamada Coatlicue (en náhuatl Señora de la falda de serpientes). ¿Nos atrevemos a sugerir algo más? Si se estudia Pasaporte a Magonia del prestigioso astrofísico Jacques Vallée observaremos que existe una serie de sincronicidades negativas que afectan a Juan Diego: podríamos aventurar que fue abducido cuando los enviados eclesiásticos lo siguen para determinar si su relato es una farsa:
Estos le siguieron por la ciudad, vieron que no hablaba con nadie, observaron que subía al cerro... y que de pronto desaparecía. ¡Por más que registraron aquella zona no encontraron ni rastro de él! Un perfecto cuento de hadas. Pero Juan, en el cerro, se encontró de nuevo con la aparición, a la que transmitió la respuesta del obispo...
El ojo entrenado no dudará en ver la escenificación virtual (¿o mental?) que la entidad de cuarta densidad proyecta para el humano; pero por otro lado, es notable como el único pariente de Juan Diego, su tío, enferma de forma súbita cuando él no cumple con los encargos de la deva, lo que le fuerza a  actuar nuevamente como su mensajero, acarreando las flores y el velado paño con la imagen, para obtener la recompensa de su sanación: hemos visto este tipo de presión psicológica o de chantaje encubierto en actitudes mafiosas de psicópatas humanos.

¿Es posible vislumbrar el denominador común? Es interesante apreciar estas manifestaciones al culminar un evento bélico o de gran derramamiento de sangre, como si las entidades del otro lado tratasen de preservar la fuente de alimento; en definitiva, un buen montaje cuasi teatral, con el objetivo de retener o avivar cultos divinos (de ahí la palabra deva), multiplicando así el flujo de energía devocional. Del libro Defendámonos de los Dioses del prestigioso ex-jesuita Salvador Freixedo:
La idea que estoy exponiendo saltó a mi mente cierta noche ventosa, fría y húmeda, en que desde una altura contemplaba la enorme multitud concentrada en la gran explanada que se extiende ante el santuario de Fátima. Los cientos de miles de velas en la oscuridad, me parecieron por un momento chispas que brotaban de aquellas almas enfervorizadas por el amor a la Virgen, y de aquellos cuerpos martirizados por el húmedo frío que se metía hasta los huesos.

Recuerdo que hasta miré hacia arriba a ver si lograba ver a los vendimiadores de toda aquella energía, tan fácilmente recogible por lo apiñada y por lo a flor que la tenían los allí presentes. Mis ojos sólo pudieron ver el negro cielo claveteado de estrellas. Pero ¡qué inmensa batería se extendía a mis pies! Cada una de aquellas mentes aportaba su amor, su ansia, sus deseos, sus angustias, sus remordimientos, sus esperanzas... y su dolor; la gran mortificación que indudablemente sentían en aquel momento, calados de frío, de humedad, y probablemente de hambre y de cansancio; pero con gusto ofrecían todo aquello, movidos por su fervor religioso.
[esa] energía es fácilmente recogible; porque los que la tienen están deseosos de entregarla.
Quizá es el momento de recordar que otra variante del loosh, además del dolor y sufrimiento, está basada en la energía devocional. ¿Comienza a tener un sentido todo esto? Leemos en El secreto de Fátima de D'armada y Fernandes:
Un tipo interesante de 'mensaje,' parecido al de Fátima en el sentido de que implicaba una predicción, aconteció en Orange, Francia, en 1974. El capellán de una base aérea, el padre Molisson, practicaba el hipnotismo con fines médicos. Un día de febrero de ese año, consiguió llevar a un estudiante de secundaria de catorce o quince años a un profundo trance. De forma inesperada, el estudiante comenzó a hablar en alto y anunció que algunos Ovnis aterrizarían pronto, en una noche de luna llena. No especificó el lugar exacto.
Al día siguiente, el sacerdote tuvo un encuentro con una profesora de alemán de veinticinco años de edad, la cual le pidió que la hipnotizara. Si bien la profesora no conocía en nada al estudiante mencionado, cuando estuvo en trance, le preguntó cuáles eran los últimos informes. Asombrado el sacerdote escuchó de parte de la profesora que el aterrizaje masivo de Ovnis se daría en tres días, entre las 23 y 0 horas, en la pequeña villa de Saint Guilles. Fue entonces cuando el sacerdote junto a seis de sus amigos pudieron presenciar la aparición de un grupo de Ovnis.
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