La expansión de la conciencia

¿Qué ocurriría si lográsemos vernos como una serie de robots obedientes, ejecutando ciegamente una serie de programas de dudosa autoría? ¿Existiría alguna posibilidad de vislumbrar el confinamiento en el que habitamos con las desviadas herramientas perceptivas de nuestro cuerpo? Pareciera poco probable si el diseño de nuestro organismo hubiese sido modificado con el fin de cegarnos a realidades más sutiles: del libro Teovnilogía del prestigioso Salvador Freixedo:
Los conspiranoicos nos acercamos con audacia a los límites del mundo tridimensional en que vivimos y nos asomamos a otros niveles de realidad, porque sabemos que la información que nos dan nuestros sentidos es enormemente limitada si la comparamos con las posibles infinitas formas de vida del Universo.
Robert Teske en su recopilación de tres volúmenes sobre un espeso material ufológico, expone una realidad conspiranoica de la que no se emerge indemne. Para aquellos interesados en una sinopsis, tan sólo diremos que las piezas encajan con facilidad en el rompecabezas de una realidad hiperdimensional, donde las sectas bávaras y el gobierno encubierto (formado por las agencias de seguridad, investigación y milicia) mantienen objetivos comunes con una raza criptoterrestre —que habita en lo que equivocadamente entenderíamos como regiones físicas subterráneas, cuando en realidad estarían en una densidad dual— a fin de establecer un gobierno único mundial (New World Order).

Hemos hablado anteriormente sobre las sectas, habiendo estudiado a fondo sus procedimientos de reclutamiento, la sutil mezcla de verdades en un cóctel devocional y ritual, junto al velado ziggurat que fermentan las jerarquías Masónicas y Rosacruces en aparente batalla —según leemos del iniciado Paul Koch— contra el anquilosamiento teócrata Jesuítico y los punitivos Iluminati; aunque en el fondo elucidamos que todas estas sectas son manipuladas en última instancia por el sistema de control hiperdimensional, gracias a la continua cesión de libre albedrío durante las reuniones ceremoniales y los rituales grupales.

Por otro lado, fue la doctora Karla Turner la primer académica que sostuvo en sus libros la posibilidad de operativos militares de secuestro y tortura de civiles en manos de Black-Ops, donde se involucraba a ciertas agencias de gobierno con un claro proceder despótico. Y no hemos de olvidar que los primeros libros Matrix de Valdemar Valerian, contenían varios artículos de un esclarecido Michael Topper, quien coincidía en una visión semejante, donde se develaba que la componente hiperdimensional poseía lo que podría etiquetarse como tecnología psíquica: herramientas avanzadas para secuestrar almas, implantar compañeros indeseables en el subconciente, técnicas para reprogramación de patrones mentales y un interés macabro en la explotación emocional del ser humano. Años más tarde, durante 1995, estos libros serían estudiados por Laura Knight-Jadczyk quien de manera independiente recibía sugerencias superluminales para que profundizara en estos temas; y una interesante frase proviniente de estas canalizaciones que hará a más de uno pensar:  
Ustedes viven en un universo “material,” desde su perspectiva. Pero hay un universo de energía que lo acompaña que, en gran medida, son incapaces de percibir hasta el momento.
¿Es conveniente entonces continuar con este esquema humano de intentar ver una realidad hiperdimensional, quizá ultraterrestre y cripoterrestre, o conviene atreverse a sugerir una panorámica más clara, elevando un tanto nuestra visión hacia una realidad más objetiva? ¿Acaso si un pez lograra comprender la naturaleza del anzuelo, mordería la carnada con descuidado ímpetu por una comida aparentemente fácil? Tal vez la visión conspiranoica de tecnologías que nos parecen en principio disparatadas, o la posibilidad de Enanos y Orcos tolkinianos —o si se prefiere: Grises y Reptoides magonianos— que habitan en salas infernales custodiadas por bases militares (no con el fin de proteger a la humanidad, al contrario: para que no escapen los que allí secuestren), podría verse diferente si nuestra realidad de tercera densidad fuese tan sólo una pequeña isla o colonia dentro de una vasta realidad de más dimensiones en una densidad superior.

Fibrado de Hopf, esfera tridimensional
interpretada desde cuatro dimensiones
Obsérvese que la esfera terrestre vista desde un sistema de cuatro ejes ortogonales perdería su volumen; ¿acaso estaremos percibiendo erróneamente la realidad tridimensional, confundiendo las sombras platónicas proyectadas desde una realidad más compleja? ¿Si las bases subterráneas fuesen el guardado ingreso a las galerías intraterrestres del Reino de Agartha, que efectivamente sería parte del plano etérico o cuarta densidad, estaríamos sosteniendo que el Gran Arquitecto o Rey del Mundo no sería un ilustre y bondadoso monarca, sino aquella entidad destructiva que tira de los piolines de las marionetas demoníacas y humanas?

El capítulo XIX del libro The Dulce Protocol intenta responder la inquietud de quién controla la mente colectiva reptoide:
Uno de los blancos al que fue dirigido Mr. Brown en su entrenamiento de RV [Remote Viewing o Visión Remota] fue la mente colectiva de los aliens Grises, más específicamente fue instruido en buscar el centro de control definitivo de donde emanaban las ordenes colectivas.

Luego de algunos fracasos iniciales, Brown se encontró en un área donde divisó varios Grises trabajando, aunque ignorando donde se encontraba en realidad. Intentó entonces “perseguir” el flujo de pensamientos que los controlaba, y se encontró que era abolutamente masivo, teniendo la sensación de ser algo sin límites, y casi de naturaleza universal. Sin embargo, detectó una especie de centro, una especie de “latido” de esta masiva matriz colectiva como una hebra permanente de información parecía fluir.

Notó entonces una inusual entidad sutil que parecía estar dirigiendo las actividades de los Grises que observaba, y que en realidad estos Grises eran sondas que la entidad encarnaba con el aparente objetivo de manipular la realidad física.

Brown fue instruido en localizar otras entidades sutiles que en apariencia controlaran otros Grises, y entonces se encontró en un área donde varias de estas entidades parafísicas perseguían diferentes actividades, como si de una estación central se tratase.
Si bien no pudo distinguir exactamente donde se encontraba, a medida que se internaba en este Centro de Control podía notar la rigidez de la atmósfera y el absoluto control militar. Llegó entonces a lo que consideró como el centro de gobierno de las actividades de las entidades sutiles, y allí había un área donde un “Consejo de 10” entidades de muy alto nivel estaba congregado. Estas parecían ser las entidades encargadas de toda la operación. El nivel de seguridad y lo cerrado de la atmósfera era inquietante.

Fue entonces cuando percibió al Líder Supremo del “Consejo de 10,” pero en ese momento Brown fue expulsado y volvió a duras penas a su cuerpo que permaneció en trance durante un tiempo en el que le pareció que esa entidad lo había seguido. Por unos segundos la entidad exploró el campo físico donde el se encontraba y luego desestimó al intruso viéndolo como un gusano en el fango.

Pero antes de la expulsión, Brown tuvo la oportunidad de inspeccionar por un breve momento cómo era la entidad. Si bien era extremadamente poderosa, tenía una personalidad retorcida y llena de oscuridad. En apariencia esta entidad había entrado en conflicto con otra fuerza a la que veía como una enemiga. Brown percibió que esta entidad tenía un severo problema de autoestima, a pesar de su increíble poder, y debido a esto, tenía una imperiosa necesidad de ser adorado por otros.
La Tierra vista de forma plana
y bajo ella un mundo reptoide
Permítasenos reflexionar alzados sobre hombros de luminarias gnósticas: una legión de psicópatas decide seguir a un demiurgo trastornado, emancipándose de una realidad creativa (o de quinta densidad); en este nuevo plano (de cuarta densidad) crean su realidad a gusto, pero a diferencia del anterior requieren de una fuente incesante de energía pues es el precio de encarnar en planos más densos que el espiritual; para ello, diseñan robots o cuerpos aun más densos que les proporcionen a través de su supervivencia y destrucción, flujos continuos de energía emocional negativa.

Y sin embargo, esta actividad requiere ser supervisada y optimizada; no vaya a ser que ocurra una insurrección gnóstica en la granja humana. Para ello, disponen de grupos sectarios con los que se pacta poder a cambio de devoción y un vedado cercenamiento del libre albedrío, convirtiéndoles en títeres sumisos de las oscuras manos demoníacas.